06 noviembre 2013

SÍNDROME DE ESTOCOLMO


El coche ha sido, y sigue siendo, altamente dañino para los habitantes de las ciudades, aún así, en general la gente no protesta contra esta invasión de máquinas en nuestras poblaciones.

En esta ciudad, hasta hace bien poco, los coches no se dignaban a parar en los pasos de peatones. Mientras los futuros automovilistas hacían sus prácticas de conducir, y hasta el mismo día del examen, cumplían las normas a rajatabla, pero al día siguiente de tener la licencia en sus manos se aceptaba socialmente que se pasaran por el forro el derecho de sus convecinos.

A pocos incomoda que la ciudad se haya convertido en un circuito automovilístico donde los peatones han quedado relegados a aceras miserablemente estrechas con el fin de conceder el máximo espacio a las máquinas. Aceptamos como inevitable que bólidos que pesan toneladas sobrepasen las velocidades permitidas jugando con la vida de cualquier persona que tenga la desgracia de cruzarse en su camino. Tampoco nadie protesta porque estemos obligados a inhalar humos envenenados que nos enferman y matan o que tengamos que vivir aguantando ruidos de motores de por vida. 

No nos produce la menor extrañeza que la ciudad esté plagada de vehículos privados aparcados ni se cuestiona el derecho que tienen los propietarios de estos a depositar su propiedad privada en el espacio que es de todos. Ningún ciudadano pone en solfa que se cobren tasas por poner mesas y sillas en la calle pero se protesta ante la pretensión del Ayuntamiento de regular el aparcamiento en la vía pública y se denuncian aviesas intenciones recaudatorias. 

Se admite que haya coches aparcados en segunda fila, en los pasos de peatones, cercando las aceras y que se obligue a los peatones a dar rodeos para poder cruzar, y absolutamente nadie cuestiona que nuestros ancianos tengan que hacer equilibrios para andar por aceras llenas de desniveles y rebajes que se han hecho pensando en la fragilidad de la suspensión de las máquinas que tienen que atravesarlas.

¿Por qué protestamos tanto contra los ciclistas que invaden las aceras pero aceptamos con pasividad borreguil que los coches se salten los pasos de peatones o aparquen encima de aquellas? Hemos aceptado las servidumbres del automóvil, con la mayor resignación, como una concesión inevitable a los tiempos modernos, hasta el punto de que en esta sociedad aún perdura la creencia de que ir al volante de un coche te catapulta automáticamente a un estatus superior, el cual te permite avasallar a tus conciudadanos. Protestamos contra los ciclistas porque es más fácil culpabilizar a alguien que va con la cara y pecho descubiertos en un vehículo frágil y modesto y sin alardes tecnológicos. Pero los ciclistas sabemos que la superior calidad de vida se consigue optando por un vehículo que mejora tu salud física y síquica, la de tus vecinos y la de tu planeta.


Mónica Palacios

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La problemática se reduce a la educación.

No echemos la culpa a los coches, que los coches no se conducen ni se gobiernan solos.

Eduquemos y dejemos bien claro a los conductores que el comportamiento debe ser cívico con los peatones.

Me repito: La solución pasa por ser más duros con las normas de los coches y que los peatones nos hagamos escuchar. El coche no es un problema... el problema son las personas que los conducen y se olvidan que antes ellos también fueron peatones.

pepito dijo...

hombre Anónimo, lo ideal es que la gente sea mas cívica, claro, pero si aparcas mal todos los días sistemáticamente "por que donde yo trabajo nunca hay aparcamiento" y no te pasa nada pues mal vamos...

encima te ponen una multa y echas cuentas y dices pues me sale mas barato que pagar el parking este mes.. pues mal

ay que multar a la gente y hay que decirle a la cara a la gente que hace este tipo de cosas que tienen un morro que se lo pisan

A mi me parece genial que se tomen medidas para que la gente use menos el coche y mas el transporte publico o la bici o que caminen o lo que sea pero mas trafico no, por favor! por que la ciudad esta infestada de coches, y es verdad lo que dice el articulo del símbolo de estocolmo, no hay mas que recordar como los vecinos de esta ciudad pidieron que se derrumbara una biblioteca pública y entre otras cosas decían que ahí se debería de haber construido un aparcamiento por que no ha suficientes plazas de parking en la zona

Anónimo dijo...

. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
EN LA CONDUCCION DIARIA

Cada señalización luminosa es un acto de conciencia

Ejemplo:

Ceder el paso a un peatón.

Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

Poner un intermitente

Cada vez que cedes el paso a un peatón

o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años